¿Por qué portear a nuestros hijos en portabes?
Llevar al bebé encima en un portabebés es la manera en que el ser humano ha criado a sus hijos desde el principio de su historia. Aún hoy, esa costumbre se mantiene en todo el mundo, especiamente en Asia, Sudamérica y África. Es fácil que si preguntamos a algún anciano proveniente de alguna zona rural española recuerde como las mujeres llevaban en su pueblo a los hijos en un mantón u otro portabebés. Con la industrialización este hábito fue perdiendo debido a la incorporación de la mujer al trabajo y progresivamente se fueron generalizando los cochecitos para llevar a los bebés.
El bebé humano nace prematuro. Al contrario que otros mamíferos que al nacer ya pueden incorporarse y andar, el bebé humano es dependiente de la madre durante mucho tiempo después del nacimiento, para todo: desplazarse, alimentarse, ser protegido… Para poder mantenernos erguidos, los humanos tenemos la pelvis más estrecha que otros animales y por tanto nuestros bebés tienen que nacer antes de estar preparados, porque de otra manera no podrían pasar por el canal del parto. Las condiciones de vida ideales pues para estos bebés son las que con más fidelidad recreen el útero materno. El constante balanceo, la sensación de ir suavemente apretado, el calor, poder oir el corazón y la voz de la madre… todas estas sensaciones que ya ha vivido en el embarazo transmiten tranquilidad y seguridad al bebé y se consiguen llevándolo pegado al cuerpo con un portabebés. Los niños portados permanecen más tranquilos y lloran menos, porque tienen un mayor bienestar que cuando van solos en el carrito. Aunque en nuestra sociedad está muy instaurado el prejuicio de que cogiendo mucho a los bebés se “malacostumbran” esto no es cierto, porque los bebés ya nacen con la necesidad de contacto y afecto, pues ésta es inherente al ser humano.

Portabebés en distintas épocas y culturas
Por otra parte, los portabebés son beneficiosos para el crecimiento del bebé. Desde el
punto de vista físico, los portabebés ergonómicos mantienen al niño en la posición más correcta para sus caderas y espalda, la posición ranita (para más información pulsar aquí).
El constante balanceo agiliza el desarrollo vestibular (del equilibrio) del bebé. Se acostumbra al ritmo de ir caminando y a adaptar su visión al rebote de las pisadas y esto favorece su correcto desarrollo neuronal, y le prepara para el día en que él empiece a caminar.
Llevando al bebé en portabebés además se le integra en la vida cotidiana: ve a la gente al nivel de sus ojos, observa cómo su portador se relaciona con otras personas, la gente le
saluda. Esto le proporciona una gran cantidad de estímulos beneficiosos para su desarrollo y sienta las bases para sus futuras interacciones sociales.
Pero seguramente lo más importante de llevar al bebé es el vínculo afectivo que se crea con el portador. Con el contacto continuo se establece una relación muy especial entre el bebé y la madre o el padre. Éstos aprenden a reconocer las necesidades del bebé más fácilmente, y se establece una comunicación no-verbal excelente donde el adulto sabe distinguir en seguida si el niño tiene sueño, hambre, está incómodo …. etc. Eso también aporta al bebé seguridad y confianza, ya que sus necesidades son atendidas antes y no tiene que llorar para comunicarse.
Al usar portabebés es más fácil también hablar y cantar al bebé, lo que refuerza el vínculo, le estimula y ayuda a calmarlo si fuera necesario. Mientras portamos al bebé podemos jugar con él, enseñarle cosas, besarle y acariciarle, bailar…
En el contacto piel con piel, tanto el bebé como el adulto segregan una hormona llamada oxitocina y también endorfinas. La oxitocina es también llamada la “hormona del amor”, puesto que refuerza los vínculos emocionales y las endorfinas provocan una sensación de bienestar a ambos. Es por éso que portar al bebé no sólo es beneficioso, sino muy placentero!
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